
La realidad, llegó. Mas temprano de lo que le hubiese gustado. Esta vez el dolor no era simplemente interno, esta vez el dolor estaba presente en cada fibra de su cuerpo.
Sentía unas
irrefrenables ganas de morir, acompañado con una sed de venganza inexplicables. Los pensamientos de esa noche, no eran los que suele tener una persona normal.Y aunque el oscuros, oscuros pensamientos recorrieron varias veces su mente, no fue lo suficientemente valiente para llevarlos acabo y terminar con su dolor. Tenía la idea de que la vida ya no
valía la pena, y que cada entrada de aire a sus pulmones la acercaba un paso más a ese dolor insoportable que sentía. Las voces que escuchaba, y lo que
decían, no estaban ayudando a su situación.
Golpeó con fuerza su cabeza, con la frustrada esperanza de que se callaran.Pero fue peor. Ahora escuchaba voces que con claridad daban sus mensajes.
Golpeó otra y otra vez su cabeza, hasta que paso lo que inevitablemente sucede si te
golpeas tu cabeza contra una pared de concreto.
Cayó al piso y, apagón total.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradezco tu comentario.